La Virgen de la Conquista

El 29 de junio de 1236 Fernando III conquistó Córdoba. Cuenta la historia que la ciudad califal ya estaba tomada por tropas cristianas, por lo que el rey tuvo que obligar a los musulmanes que allí vivían a abandonarla tan sólo con las pertenencias que podían transportar sobre sus espaldas. El seis de julio, ‘El Santo’ y su ejército entraron en Córdoba. El primer destino fue la Mezquita. El obispo Osma fue el encargado de consagrar el templo como catedral cristiana.

El rey, envuelto por su enorme devoción mariana, trajo consigo la talla de una virgen. La imagen fue depositada en el Real Sitio que eligió San Fernando para su instalación cerca de la capital cordobesa. La leyenda le atribuye a la imagen mariana el mérito de la conquista de Córdoba gracias a sus intervenciones milagrosas. Por ello, la Virgen acogió los apelativos de Capitana y Conquistadora.

Fernando III pasó sus años cordobeses en una casa palaciega, situada en la actual calle del Realejo –de ahí deriva su nombre-. Lo hizo sin la Virgen Capitana que, debido a la gran trascendencia de sus milagros, tuvo que dejarla como obsequio a aquellos fieles que querían agradecerle la conquista. Con el paso de los meses, comenzó la construcción de una ermita para la Conquistadora: el Santuario de la Virgen de Linares. El origen de este nombre, que deriva de la antigüedad, no está exento de polémica.

Denominación de origen

Actualmente, existen cinco teorías que conjeturan por qué, tanto el santuario como la Virgen, tomaron esa denominación. Hoy por hoy, se conoce que no fue en honor del capellán encargado de su custodia –llamado Linares de apellido-. Tampoco porque Fernando ‘El Santo’ pudiera haber pasado por la ciudad de Linares en su conquista –ya que la localidad aún no existía-. Queda descartada, también, la castellanización del nombre árabe de la atalaya situada en el lugar donde se instaló el rey.

La cuarta teoría la formuló Carlos Valverde, pregonero de la hermandad en 1980. Llevado por el romanticismo de la conquista, propuso una melancólica versión de la historia. Asegura que Fernando III, en su viaje hacia Córdoba, pasó por la ciudad salmantina de Linares de Riofrío, donde había un santuario.

En ese lugar, dice, “fue en el que tomó la talla que le acompañaría en el milagro de la conquista cordobesa”. Sin embargo, la hipótesis más reciente, y quizá la más verosímil, habla de la presencia en los alrededores de campos de linos y rábanos. El historiador Antonio Arjona ha asegurado recientemente que “de ahí vienen los nombres de los arroyos que pasan cerca de la zona -Rabanales y Linares- y por tanto, el de la Virgen y su santuario”. Al margen de las interpretaciones, los cordobeses cuentan hasta la fecha con un santuario dedicado a la Virgen de Linares en el mismo lugar donde Fernando III ‘El Santo’ colocó por primera vez la imagen mariana.

La talla actual no es la original, aunque tiene un gran valor patrimonial e histórico. La reproducción ha presidido el santuario desde 1552. Su ermita actual ha sido fruto de las ampliaciones realizadas a la primitiva, construida en el siglo XIII. El santuario se considera como el primer templo cristiano cordobés de la época fernandina. El presbiterio está en el lugar donde se cree que fue colocada, originalmente, la talla de la Virgen.

Mitos desmentidos

Desde siempre, se ha pensado que la torre del santuario fue construida por los almohades, pero la presencia de estos en Córdoba concluyó antes de la conquista. Según Arjona, sus almenas se corresponden con la época benimerine, posterior a la almohade. El dato lo corrobora la existencia de una torre de similares características en el castillo de Zuheros, que tiene demostrada su procedencia benimerine. Así las cosas, la parte en la que se cuenta Fernando III postró la imagen de la Virgen en un muro de la atalaya árabe no es cierta. La construcción de la torre fue posterior a la conquista.

Linares ha gozado de la presencia humana durante los siglos de historia. Allí se han encontrado monedas anteriores a la época árabe. La calderilla romana hallada llegó hasta el lugar dada la cercanía de la ruta Córdoba-Mérida, lo que hace pensar que aquello fue un vicus o asentamiento. La teoría se confirma por el pozo y las columnas de mármol que hay en las cercanías del santuario. Actualmente, se piensa que el vicus evolucionó con la llegada de los mozárabes, que heredaron el lugar y lo continuaron hasta la llegada de los cristianos.

Los enterramientos del santuario también han dado mucho que hablar durante siglos. Hay hombres, mujeres y niños. Históricamente, se sabe de la existencia de varios monasterios en el lugar, algunos de ellos dúplices. Las congregaciones estaban separadas por sexos y no tenían ningún tipo contacto entre ellas. Sin embargo, a lo largo de la historia se ha especulado con esta trama. Muchos han pensado que los bebés enterrados eran el fruto del amor prohibido entre clérigos y mojas. Nada más lejos de la realidad. Hubo matrimonios refugiados entre las cuatro paredes del convento junto a sus hijos. Algunos de ellos fueron sepultados, ya que murieron sin más, por las enfermedades de la época.

El historiador cordobés, Ambrosio de Morales, que escribía al dictado del rey Felipe II, no quiso dejar constancia de la presencia de bebés en la zona de Linares. El rey no quería destapar el supuesto fraude de los amoríos pecaminosos. Por ello, evitó que los cronistas de la época nombraran tales rumores en sus escritos. La historia de Linares es pura leyenda en la mayoría de las ocasiones. Sólo parece quedar demostrada la responsabilidad de Fernando III en la devoción mariana que se ha creado en el lugar.

Origen perdido

La hermandad de la Virgen de Linares surgió con el paso del tiempo. Su fundación tuvo lugar a finales del siglo XV. A lo largo de los años, apareció y desapareció varias veces, hasta 1861, cuando se reconstituyó de manera definitiva, viéndose fortalecida, al fin, en 1936.

Los altos y bajos que han protagonizado la historia de la hermandad en su trayectoria no han desaparecido en la actualidad. Virgen de Linares es una hermandad que forma parte de la vida cordobesa. Asentada y reconocida, hoy por hoy, intenta pasar por una metamorfosis que la remodele por completo. Los miembros de la junta directiva pretenden volver, dentro de lo posible, a los orígenes. La finalidad que persiguen es desenterrar costumbres perdidas; aquellas que definieron la idea de hermandad a lo largo de los siglos.

Según los directivos, la idea inicial de ensalzamiento del titular se ha perdido. La romería se celebra el primer domingo de mayo. En ella, toma parte importante la Federación de Peñas cordobesa, que es la encargada de aderezar las carrozas y llevarlas engalanadas desde el centro de Córdoba hasta las inmediaciones del santuario. El Ayuntamiento proporciona a la hermandad una subvención de 6.000 euros al año, que desde hace varias temporadas, iba destinada por completo a este respecto. Las carrozas de la romería de 2006 tuvieron un coste total de 10.000 euros, que hizo a la hermandad plantearse hasta qué punto era ese el mensaje que querían transmitir el día de su romería. La disyuntiva versaba entre folclore y diversión, o austeridad y devoción.

Una asamblea extraordinaria celebrada por la hermandad con la presencia de 70 hermanos tomó la decisión. Este año, la Federación de Peñas no contará con los 6.000 euros de subvención para las carrozas. La hermandad de la Virgen de Linares destinará ese dinero a otros menesteres. El primer domingo de mayo saldrán las carrozas que deseen participar sin ayuda económica, así como los caballistas o los hermanos que deseen realizar el camino a pie.

Injusticia

La junta directiva no se achanta ante la idea de que la romería pueda perder riqueza. Antaño, los hermanos hacían el camino en burro. El engalanamiento que daban las carrozas puede verse, ahora, sustituido por la recuperación de los valores iniciales. Por este motivo, los directivos han decidido pedir permiso al Cabildo Catedralicio, para bajar a la Virgen hasta una iglesia fernandina. La finalidad era celebrar en la capital cordobesa el primer día de su triduo. El Cabildo vio con muy buenos ojos la iniciativa de la hermandad. Incluso propuso que la talla se llevase a la Catedral. La ilusión llegó a los hermanos. El siguiente paso era llevar a su titular en la romería hasta el Santuario. Sin embargo, el Cabildo se ha negado en rotundo. La razón que dan se basa en la apreciación de “la romería como un acto lúdico”. Este motivo no ha hecho más que acrecentar la crisis de la hermandad, precisamente ahora, que lo único que busca es volver atrás en el tiempo y recuperar sus tradiciones más marianas.

Definitivamente, la imagen titular de Linares no les acompañará en romería, tal y como estaba previsto. Tampoco estará la talla en la Catedral el día primero de su triduo. Es su forma de protestar ante lo que la hermandad cree que es una injusticia.

Los actos se celebrarán con la normalidad de cada año. La hermandad ancestral, continuará con su vida. Eso sí, la junta directiva y la mayoría de sus hermanos lucharán sin descanso por ensalzar los verdaderos valores de Linares y su devoción por la imagen titular. Anuncian que pelearán porque la Virgen pueda acompañarles en la romería de 2008. Un paseo austero, lleno de emoción y devoción por las calles de Córdoba. Todos podrían acompañar a la Capitana hasta su santuario, el hogar de todos los hermanos de Linares. Será su conquista particular.