La representación pictórica

Las representaciones pictóricas han existido prácticamente desde que el hombre apareció en el escenario de nuestra historia, ya que la constante inquietud y necesidad de saber, nos hace querer representar lo que observamos valiéndonos de cualquier medio disponible.

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Solo hace falta tener presente las impresionantes pinturas rupestres, donde queda clara el alma artística del ser humano en la cuna de su desarrollo cómo tal.

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Cualquier elemento servía para plasmar lo que contemplaban: animales, figuras de los compañeros, de sus tribus, incluso sus propias manos eran usadas a modo de plantilla, utilizando hasta la sangre para dar color a dichos contornos, (cuevas de Laxcaus en Francia, de Altamira, de los Murciélagos en Zueros, etc).

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Poco a poco supieron ir sirviéndose de los pigmentos que la naturaleza ofrecía, hasta conseguir una amplia gama de colores, perfeccionados con el paso de los siglos; y qué decir de las técnicas utilizadas.

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La pintura, siempre ha ido acompañada de una pretensión determinada, ya sea por la sencilla representación de la belleza, de un ideal, o bien con un fin de propaganda política, personal, de culto, etc.

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Pensemos en los diferentes ejemplos arriba citados, un calmado paisaje es simplemente un paisaje, o puede decirnos mucho más, por ejemplo los bellos paisajes de Turner, en cambio, cualquier cuadro de Leonardo Da Vinci, ¿Cuánto significado oculto y que a simple vista no podemos apreciar fácilmente, contiene?, y es que la pintura, cómo las otras especialidades artísticas, ha sido un medio de difusión y propaganda importante en el proceso histórico.

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Es por ello por lo que, ha significado y significa, una fuente de información y de complemento para el estudio de la realidad histórica; tal es el caso de cualquier cuadro de Velázquez, donde podemos observar con maravilloso realismo, personajes de su época con una descripción que desprecia cualquier otro elemento narrativo, cuya fuerza invade el espacio del espectador.

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Mitología, Música, Vanguardia, Batallas vencidas o derrotadas, Fiestas, Personajes históricos, Escenas populistas, Acontecimientos históricos, Leyendas, Santos, etc., etc., todos tienen cabida en los pinceles de grandes artistas que han sabido plasmarlos.

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La llamada iconografía, que es la descripción de imágenes así como el tratado o colección de éstas,( destacando la obra de Erwin Panofsky y su labor divulgadora en ésta materia), dividiría las representaciones en tres grupos temáticos o iconográficos: Mitología clásica, Mitología cristiana, y temática sobre representaciones civiles.

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Cual es la importancia de las imágenes pictóricas, que ha sido uno de los motivos de debate y discusiones en determinada etapas históricas, como es el caso del famoso Concilio de Trento (1545-1563) donde se estructuró el denominado: Decreto sobre las imágenes, surgiendo a raíz de dicho decreto abundantes representaciones Marianas y de Santos, que lejos quedaba del iconoclastismo (prohibición de las representaciones de imágenes) del siglo III, derivado del Sínodo de Elvira, el cual prohibía las representaciones de Cristo.

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No hay que olvidar que en la actualidad tenemos el ejemplo de la religión Islámica, la cual prohíbe cualquier representación del profeta o sus acciones; ya saben la polémica que suscitaron los dibujantes ingleses al representar a Mahoma en las viñetas de un periódico.

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Con todo esto, pretendo destacar el valor de estudio que la representación pictórica ha significado para los historiadores, tanto del Arte cómo los de Historia y qué decir para los Arqueólogos, ya que la pintura puede aclararnos con su narración detallada, conceptos que viertan luz sobre elementos de compleja comprensión en el yacimiento arqueológico; por ejemplo, trasladémonos a una excavación en Egipto, en el famoso Valle de los Reyes, somos arqueólogos y en nuestra excavación vamos hallando elementos que se disponen entorno a un difunto, y parcos en ninguna información previa, no sabemos identificar su significado; aparecen restos de vasijas, vasos, platos, estatuas de animales diferentes en oro, elementos de ajuar en abundancia, todos los objetos de valor del personaje, e incluso sus animales domésticos y sus criados sepultados allí; es una obviedad que el difunto se ha enterrada con todo eso, pero necesitamos saber más, así que al final encontramos una pintura que decora la pared de la tumba, dónde aparece una representación del difunto con todo su séquito, rodeado de gran boato, de comida , de ajuares, de todo lo necesario para sobrevivir durante unos meses encerrado, sus armas, sus amuletos, etc; la pintura nos acerca a la conjetura que hemos elaborado previamente: el difunto piensa en la otra vida, en el viaje que tiene que realizar, no debe de faltarle nada, con lo cual destacamos la importancia del mundo de ultratumba para la cultura egipcia, pudiendo realizar una descripción detallada de la misma, gracias a la narración pictórica.

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Este ejemplo podemos trasladarlo al mundo romano, visigodo, medieval, etc, fases históricas donde las fuentes escritas escaseen, o no contengan detallada información.

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Así, la pintura se convierte en una fuente importante de estudio histórico-arqueológico.

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Nos aclara si los restos aparecidos pertenecen al ámbito doméstico, de culto, si se representan a personajes ricos, pobres, libres, esclavos, etc.

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Ejemplo de gran significación para la arqueología, sería el caso de Pompeya (entre otros destacables), donde la conservación de sus mosaicos y frescos, han sido de considerable utilidad para el estudio de dicha ciudad.

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En el caso de Córdoba, la pintura, desde el punto de vista arqueológico, no ha tenido un estudio desarrollado, ya que los frescos, o pinturas murales no han sido conservados en abundancia, dada la dificultad a la hora de su hallazgo.

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Es un elemento delicado, ya que los posibles vestigios que puedan quedar, o bien no se pueden rescatar, o bien quedan por debajo del nivel de excavación, con lo cual poco podemos conseguir.

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Uno de los restos pictóricos romanos estudiados, que nos queda más próximo, ha sido el de La Villa de El Ruedo de Almedenilla, dónde el Arqueólogo Álvaro Canovas Uceda, realizó una monografía de sus pinturas, y este tipo de estudios escasean bastante.

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Se tratan de pinturas que abarcan los siglos I y IV d.c. momento muy mal conocido en Hispania e incluso en el resto del Imperio.

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Presentaban un excepcional estado de conservación, y dada la abundancia de restos, el estudio se centró en una de las estancias de la villa, la estancia LXII.

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Se realizó un análisis de la distribución de la pintura en los diferentes niveles y elementos arquitectónicos, en pavimentos, zócalos, columnas, etc.; y de los elementos decorativos representados: flores, guirnaldas, estrellas, incluyendo el su estudio técnico.

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Todo esto nos hace tener un idea de cómo podría estar decorada la villa y junto con los paralelos estudios arqueológicos, podemos acercarnos al momento de esplendor de dicha villa.

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A tan solo unos 40 minutos de Córdoba, podemos disfrutar de unos restos de gran interés, donde pueden apreciarse restos de dichas pinturas y de magníficos mosaicos.

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Llegan las ineludibles fechas navideñas, y pueden aprovechar para acercarse a la pintura, en sus muchas formas de representación y lugares expositivos, y les invito a que, cuando contemplen un cuadro, no admiren solamente su estilo o belleza, busquen el significado o simbología que encierra, busquen ese “algo más” que toda representación artística contiene, y todo lo que puede revelarnos.