Las cartas que nunca envié

Espero que al recibo de la presente te encuentres tan bien como siempre, yo hoy un poco mejor de mis achaques, que pienso puede ser debido al solo hecho de pensar en ti, y escribirte esta carta, gracias a Dios.

\r\n

Son varias la cartas que a lo largo de algunos meses he ido escribiendo a los políticos, a Julio Romero, a Córdoba, a mi amigo Rafa, y con el tiempo, se ha ido creando en mi una costumbre a la que no me resisto a dejar.

\r\n

Así que cuando después de mi cotidiano paseo, he entrado en mi estudio en penumbras, con el tenue reflejo de la luna que se filtraba por la ventana iluminando el caballete y el cuadro que estaba en el, y la luz de una lamparita daba a la estancia un agradable ambiente que se confundía con los tonos patinados de los viejos cuadros colgados en las paredes y el dorado lomo de los libros, el olor a café recién hecho inundaba todo y la suave música se dejaba sentir, me he sentado en mi viejo y sobado sillón delante de una hoja en blanco y he caído en la cuenta de que no te había escrito a ti.

\r\n

Por eso, y por muchas cosas mas, esta carta, la de este mes la quiero dedicar a ti, mujer Cordobesa, cabal heredera de Al-Zahara( que como sabes quiere decir flor).

\r\n

Aquella que volvió loco a Abd al-Rhaman, el de la Mezquita, el del Califato esplendoroso de Córdoba, aquel que te hizo construir un palacio que al decir de algunos “el palacio de Versalles era una habitación con derecho a cocina” si lo comparaban con el, con Maedinat Al-Zahara.

\r\n

A Ti, esta carta va dedicada a ti, novia de Córdoba y de Julio Romero de Torres, de D. Ramón Medina (eterno enamorado de la mujer cordobesa), del Guerra, califa del toreo, aquel que organizaba (la becerrada de convite) dedicada a la mujer cordobesa.

\r\n

Aquella que por el real de la feria era imposible seguir con la vista su vibrante figura, de cómo elevaba con mil piruetas fantásticas su mantilla española, la mas fina delicada, para volver a caer con elegancia acariciando sus insinuantes caderas al acorde de los sones de una vieja guitarra, tradición que con otros matices que se ha sabido mantener en el tiempo.

\r\n

Va dedicada a ti, novia de todo aquel que sabe admirar la belleza, y que hoy a través del tiempo floreces como una diosa mitológica que rompes por un momento tu misterio, reviviendo llena de placer y de pasadas grandezas.

\r\n

A ti, mujer cordobesa, con tu silueta íntimamente bella que como el mármol de Carcabuey de la columnas de la Mezquita adquieren los movimientos sensuales de una danza árabe cuando se reflejan en Guadalquivir.

\r\n

A ti, con tus ojos negros y profundos de belleza oriental.

\r\n

A ti, a tu altivez serena y pensativa.

\r\n

A ti, a tu risa fresca de acogedora embriaguez.

\r\n

A ti, mujer cordobesa de ayer, de hoy y de siempre.

\r\n

A ti, mujer niña y estudiante, trabajador y empresaria, ama de casa y abuela.

\r\n

A ti, moderna mujer cordobesa, principal artífice de la prosperidad cultural y económica, que te has sabido integrar en el complejo mundo laboral, y con el esfuerzo paciente, callado y diario, has sabido dar un giro de noventa grados a mi ciudad de Córdoba. Y si con mis bastas palabras, no es suficiente para describir tu persona, permíteme que tome prestadas las palabras del poeta:

\r\n

 

\r\n

Mosita si tu quisieras

\r\n

Mi canto sería mas fino

\r\n

Por que para ti lo dijera,

\r\n

En mi garganta rebullen

\r\n

Palabritas que quisiera

\r\n

Que llegaran a tus sentíos

\r\n

Y se clavaran con fuerza,

\r\n

Te cantaré por soleares

\r\n

Con dolor y con pena

\r\n

Y surge en la noche un fandango

\r\n

Como homenaje a tu belleza.

\r\n

Loco.

\r\n

Por conseguir tu querer

\r\n

Yo me estoy volviendo loco

\r\n

Y te quisiera ofrecer

\r\n

Mis besos, en un piropo

\r\n

Aunque me muera después.

\r\n

 

\r\n

A la espera de tus siempre gratas noticias recibe un fuerte abrazo de tu admirador mas encendido.