El aeropuerto de Córdoba

Llega el nuevo año y con ello vamos haciendo balance de lo que ha sido el pasado, de aquello que resolvimos y de los eternos estados pendientes. En el debe de nuestra querida ciudad debemos de subrayar uno entre los muchos a los que, desgraciadamente, podríamos aludir; el Aeropuerto.

A modo de repaso de su historia, si nos remontamos algunos años atrás, nos parece mentira que Córdoba no cuente con un aeropuerto moderno, a la altura de otras capitales como la nuestra, cuando fuimos una ciudad pionera en la construcción y desarrollo de nuestro aeródromo.

Ya durante los años 50 quedó patente la necesidad de dotar a la ciudad de una infraestructura básica para el desarrollo a todos los niveles. Ante la falta de interés que tuvo el Ministerio del Aire por el proyecto, un Ayuntamiento valiente y hábil, asumió la tarea de construirlo.

El acierto en la ubicación era un elemento esencial tanto por la viabilidad técnica como presupuestaria pues el Ayuntamiento, de forma pionera en toda España, afrontaba el coste de la construcción del mismo cuando en el resto del país era el propio Estado quien lo hacia. Una vez localizados los terrenos apropiados, se procedió a su declaración de interés público para poder ejercer la consiguiente expropiación. Se iniciaría entonces una lucha titánica entre la Corporación Local, presidida por Antonio Cruz Conde, y la poderosa familia propietaria de la finca.

Parece ser que en contra de este emplazamiento se movieron toda clase de influencias en torno al Gobierno de Franco para que se impidiera dicha ubicación en el suelo más idóneo, en el lugar más racional. Poco a poco, de forma inteligente y con la ley en la mano se fueron removiendo las cortapisas que quisieron impedir tan interesante proyecto. Vencidas todas ellas, se produjo la inauguración de las instalaciones el 25 de Mayo de 1958. Córdoba era la primera ciudad de España con un aeropuerto municipal, por una vez éramos pioneros en la construcción de un proyecto de esta envergadura.

Ahora bien, construido el aeródromo había que dotar a éste de su lógico uso comercial en el tráfico de pasajeros. Ante la dificultad de llegar a un acuerdo con IBERIA, se logró uno con AVIACO, y para que este servicio fuera diario tuvo que ser avalada la ocupación del pasaje en un 50% por la Diputación Provincial. Gracias a esto, se hizo posible la apertura de las líneas con Madrid y luego con Jerez.

Ya en los años 60 se hizo patente la necesidad de dotar al aeropuerto de una pista mayor y de equipamiento para vuelos nocturnos. La Corporación pidió que todas las obras las realizara el Ministerio, a lo cual éste daba negativa por no ser el Aeropuerto de su propiedad. Durante la alcadía de Cruz Conde, se condicionaba la cesión a la realización de estas obras, en ningún caso la transmisión se realizaría sin contraprestación para la ciudad. Una vez más, la crónica de Córdoba nos sorprende porque al cambiar el Alcalde se realiza esta transmisión de forma gratuita en 1965, perdiendo así la propiedad y no obteniendo las necesarias obras. De nuevo, la ciudad daba un paso atrás después de haber conseguido lo más difícil.

En 1980 y pese al apoyo financiero de las instituciones cordobesas asegurando la ocupación de las plazas, AVIACO suspendió definitivamente su línea con Córdoba, que desde hacía algunos años tenían una frecuencia de dos vuelos diarios a Madrid. Si embargo, ese mismo año se llevó a cabo la remodelación y ampliación del edificio Terminal.

La Diputación Provincial, en 1983, consiguió que la compañía mallorquina Air Condal, no solo reanudara los vuelos con Madrid, sino también establecer un vuelo semanal con Palma de Mallorca. Estos vuelos se suspendieron dos años después.

Desde entonces, el aeropuerto no goza de vuelos comerciales, aunque sigue teniendo gran actividad en vuelos privados, médicos y agrícolas. Esto es así porque no está dotado de los elementos técnicos para las aeronaves modernas utilizadas por la mayoría de aerolíneas (Boeing-737 y Airbus-320). Para ello, la pista debería ampliarse hasta unos 2500 metros y contar con un equipo de controladores aéreos.

Nuestra ciudad viene asistiendo desde hace más de 10 años a un debate sorprendente acerca de la ampliación del aeropuerto actual o de la construcción de uno nuevo, proyecto que se demoraría mucho en el tiempo y con un coste muy superior. AENA, la autoridad aeroportuaria competente, está dispuesta a acometer las obras para ampliar la pista siempre y cuando que el suelo sea aportado por el Ayuntamiento. El problema es que hay una gran cantidad de viviendas, muchas de ellas ilegales, que deberían ser expropiadas.

Como siempre, la campaña electoral del próximo año impedirá la solución más rápida y lógica, ya que ésta es una medida muy impopular y, desafortunadamente, la ciudad dejará de tener una vía de crecimiento económico por una falta de visión en la decisión de la administración local que debe afrontar un problema que puede tener una solución rápida, justa y viable, una solución con la ley en la mano. Una respuesta que combine la “utilidad pública” con los derechos de los damnificados, una respuesta a un problema que no puede demorarse más porque el coste de oportunidad es muy alto.

Parece que sobre Córdoba existe una espada de Damocles que impide que la ciudad tome decisiones firmes para avanzar, para rematar proyectos vitales, como el del Palacio del Sur, que haga que contemos con una ciudad más moderna, próspera y en la que el carácter eterno quede en la esencia de su identidad y no en el plazo de ejecución de sus obras.