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FEBRERO 2008  /  HISTORIA DEL ARTE

El Museo de Bellas Artes

01-02-2008 12:30 p.m.

Antiguo Hospital de la Caridad.

El capítulo que este mes nos ocupa, se va a centrar principalmente en un recorrido por nuestro Museo de Bellas Artes. Un museo que a lo largo de su historia ha recopilado gran cantidad de obras, haciendo a nuestra capital, uno de los Museos de bellas más interesantes del panorama nacional, engrandeciendo la Córdoba Eterna.

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Antes de adentrarnos en sus salas y en sus fondos, haremos un recorrido por la singularidad del edificio. Ubicado en uno de los lugares más pintorescos de la Córdoba Eterna; la llamada plaza del Potro (de la que nos ocuparemos en otro capítulo), muestra dicho edificio una belleza propia de las construcciones medievales que se pueden encontrar en nuestro territorio.

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Su historia o su fundación, no es la de Museo de Bellas Artes propiamente dicho. Actualmente se encuentra ubicado en lo que antiguamente era el Hospital de la Caridad de Nuestro Señor Jesucristo. El Hospital perteneció a la Cofradía de la Caridad fundada en el siglo XIV con motivo de la llegada a Córdoba de Enrique IV, vinculándose posteriormente con la Venerable Orden Tercera de San Francisco. Su objetivo principal era la atención y redención de cautivos. Hacia 1480 empieza el Hospital a tener privilegios reales. La Iglesia del edificio, se faculta en 1943 gracias al Obispo de Córdoba Iñigo Manrique y en 1500, el Papa Alejandro VI concede licencia para tener sagrario con exposición del Santísimo, construyéndose el edificio en 1509.

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Hacia 1810, con la llegada de la guerra de la Independencia, la funcionalidad del edificio se transforma hacia hospital militar de sangre y en 1837, gracias a la Desamortización, y en este caso tengo que defenderla, pasa el hospital a fundirse con el proyecto que el Cardenal Salazar crea de hospital público en lo que actualmente es la Facultad de Filosofía y Letras.

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Con el paso del tiempo, en el edificio, en la década de los cuarenta del siglo XIX, se instalan las oficinas de la Junta Municipal de Beneficiarios, instalándose en 1862 los Museos pertenecientes a Diputación, la Real Academia, la escuela Provincial de Bellas Artes, que desaparece en 1898 y el Museo Arqueológico, trasladado posteriormente a su ubicación actual. En cuanto a la formación de un Museo de Bellas Artes propiamente dicho, nos limitaremos a comentar, que su verdadera creación se debe a la figura de Rafael Romero Barros y posteriormente a su hijo Enrique, ya que la formación como tal, se comenta en otro de los artículos de este mes. Sólo destacar que en la década de los ochenta del siglo pasado, el Ministerio de Cultura encarga su Dirección a Fuensanta García de la Torre, quien con mucho acierto, ha dirigido y puesto el valor el rico patrimonio de nuestra ciudad.

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Adentrándonos ya en el recorrido por este magnífico museo de la Córdoba Eterna, nos encontramos con una fachada atribuida a Hernán Ruiz el viejo, que Enrique Romero de Torres, recuperara de la tabicación sufrida en épocas anteriores.

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Tras contemplar esta maravilla, que por cierto, necesita una pronta restauración, nos dirigimos hacia el pasillo que nos lleva directamente a la entrada del museo. Antes de entrar en el, nos detenemos unos instantes para contemplar y disfrutar del frescor de los naranjos del patio de entrada al recinto.

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Una vez dentro nos dirigimos por la escalera hacia la parte superior del edificio, donde sorprenden los restos de pinturas murales que en el rellano se encuentran. Estos restos nos evocan un pasado dedicado a la curación, restos del antiguo Hospital de la Caridad. La primera sala que nos encontramos, es la dedicada a los dibujos y estampas. Aquí se presenta un variado repertorio de obras realizadas con distintas técnicas sobre papel de las destacaremos dibujos de Alonso Cano, Antonio del Castillo, Bocanegra, Rivas, Madrazo o Zuloaga. Esta colección de dibujos, está considerada una de las mejores de España, por supuesto detrás de la del Museo del Prado o la Biblioteca Nacional. El origen de esta colección de dibujos no se conoce realmente, seguramente vino a parar a nuestra ciudad por las compras de obras de arte que se realizaron en España a finales del XIX y primer tercio del siglo XX.

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La segunda sala es la dedicada a la pintura cordobesa de los siglos XIV al XVI. Restos de pintura mural de la Capilla de Villaviciosa, en la Catedral Cordobesa, nos presentan una sala que nos introduce en la historia del arte de nuestra ciudad. Del siglo XV en esta sala vemos representaciones de Pedro de Córdoba, Pedro Romana y sobre todo Alejo Fernández. El tránsito al siglo XVI está representado en la figura de Luis Fernández o Baltasar del Águila. Para finalizar esta planta, pasamos a la sala tercera, donde nos adentramos en lo que se ha denominado el Manierismo cordobés. Este Maniero viene de la mano de Pablo de Céspedes, quien aprendió la técnica de la pintura en Italia de maestros de la talla de Rafael, Miguel Ángel o Arbasia. De los seguidores de Pablo de Céspedes, vemos cuadros de Juan de Peñalosa, Antonio Mohedano, Juan Luis Zambrano o Vela Cobo, uno de los seguidores más significativos del maestro, y que tras la muerte de Céspedes, ocuparía el lugar en la historia del arte que dejó su antecesor.

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Volvemos a bajar las escaleras para introducirnos de lleno en la sala dedicada al Barroco. Una sala marcada por la obra de cordobeses formados en la escuela sevillana, que junto con la escuela granadina, fue una de las más notables del siglo XVII europeo. Aquí se pueden contemplar obras de los más notables artistas de ese tiempo, sobre todo de una de las figuras más significativas del barroco cordobés. Esa figura es la de Antonio del Castillo, que se ve representado con su obra titulada Calvario de la inquisición, y que presidió la capilla que el tribunal poseía en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Otra de las figuras fundamentales en la concepción de obras barrocas representado en esta sala, es la de Juan de Valdés Leal. Un sevillano que contrae matrimonio con una cordobesa y que gracias a este hecho podemos contemplar su magnífica manera de trabajar la pintura en nuestra ciudad. Se ve representado con varias obras, destacando la Virgen de los Plateros. De Juan de Mesa se puede ver un Niño Jesús realizado con una forma excepcional. Destacaremos también de esta sala autores del renombre de Zambrano, Juan de Alfaro, rival de Antonio del Castillo como demuestran los cuadros realizados por este último que algunos eran firmados con la famosa frase: Non Fecit Alfaro.

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Hay que destacar de esta sala que se sitúa en la antigua capilla del Hospital de la Caridad, a la que se accedía por la puerta que da a la plaza del Potro y que en su cúpula podemos ver las pinturas que Rafael Romero de Torres realizara para esta capilla en los primeros años del siglo XX.

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Dejamos ya esta sala y pasamos a las dos últimas de nuestro recorrido. En estas salas se pueden contemplar obras de nuestros más significativos autores del siglo XVIII, XIX y XX. La sala arranca con obras de un seguidor de Antonio del Castillo; Antonio Palomino. Este fue uno de los exponentes más significativos del panorama cordobés del siglo XVIII. De Cobo de Guzmán, un pintor jienense formado en la escuela granadina, también podemos ver contemplar obras que realiza en época del Obispo Siuri. Hay que destacar también los relieves que Pedro Duque Cornejo realizara como modelo para el Coro de la Catedral cordobesa.

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De la última sala que se puede visitar en este apasionante museo, voy a destacar las obras que del siglo XIX y XX se pueden contemplar. De aquí hay que destacar el legado que Rafael Romero Barros y Rafael Romero de Torres nos dejaron para deleite del quehacer pictórico, ya que posiblemente, y no lo digo yo, sus obras eran de mejor calidad que las de Julio Romero de Torres.

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Por último y tras este estupendo recorrido por un gran museo y que seguro que muchos de los cordobeses no lo conocen, destacaré el gran legado que Mateo Inurria nos dejó en nuestra ciudad, ya que gracias a este autor, podemos tener unas de las mejores colecciones de obras de arte contemporáneas en nuestra ciudad.

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Espero que este pequeño recorrido por el museo de Bellas Artes les entusiasme tanto que decidan visitarlo In Situ para comprender mejor el recorrido por la historia del arte de nuestra Córdoba Eterna. Saludos.

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