Las cartas que nunca envié

Espero que al recibo de la presente te encuentres tan en perfecto estado como cuando nos vimos la semana pasada que coincidimos en la exposición de Javier, yo, como tu mismo dijiste me encuentro mas animado y mucho mejor de mis achaques, con la alegría visible de mi inminente regreso a Córdoba, mi ciudad de Córdoba. Tal y como quedamos y dado que debido al bullicio que había, no pudimos hablar, te envío por escrito lo que yo considero de lo mejor para ver en tu próxima visita a Córdoba.

En mi tierra, existen infinidad de rincones, plazas, callejas, fuentes, patios, iglesias y monumentos y todo lo que te pueda llamar a atención, que todas ellas unitariamente darían para escribir no una, sino cinco cartas, y entre todas ellas que te he nombrado, hay tres que para mi tienen un encanto especial, de las cuales de dos de ellas ya te hablaré en otro momento, hoy me quiero centrar en el Museo de Julio Romero de Torres.

Considerando que Córdoba es como un pañuelo, muy cerca de la Mezquita paseando por la ribera, se llega a la coqueta y pequeña Plaza del Potro, y en ella existe el edificio en que esta ubicado dicho Museo, y que en tiempos de los Reyes Católicos fue el Hospital de la Caridad, y que estaba regentado por los franciscanos.

La entrada al mismo esta precedida por unos sencillos y bien cuidados jardines donde el agua saltarina de la fuente que hay en su centro, y el olor a jazmín y azahar nos ayuda a adentrarnos en un mundo singular de arte, y tanto a ti como a mi, que también somos pintores nos hubiese gustado disfrutar, como en su día pudo disfrutar D. Rafael Romero Barros, padre de Julio Romero de Torres, y director fundador del Museo Escuela de Bellas Artes, con sus dos hijos mayores Rafael y Enrique pintando junto a el, de cómo le transmitía todos sus conocimientos de arte, mientras tanto el pequeño Julio revoloteando por el estudio aprendiendo de su padre y hermanos todos los secretos y técnicas.

“Mira que bonita era” Mención Honorífica en la Exposición Nacional de 1895 y que se cree es la primera gran obra del pintor, y una magnifica obra representativa también de su primera época “Horas de Angustias”, y sobre un caballete la obra que queda sin terminar a su muerte y que representa una monja, siendo la modelo utilizada la misma que sirvió para “La Chiquita Piconera”, testamento artístico de Julio Romero y obra que ha dado motivo a poetas, escritores y músicos para crear el embrujo de canciones e historias populares que el pueblo ha sabido llevar a leyendas unas reales y otras inventadas.

Si querido amigo, entra y embébete de todo el arte y la magia que en este Museo se da y no dejes de admirar “Poema a Córdoba”, un conjunto de siete obras y que al decir de muchos estudiosos es una de las más logradas del pintor.

En el centro dos bellas modelos sostienen y elevan una bella figura San Rafael, sobre un trono cincelado y que es una joya de la platería cordobesa.”La Córdoba Guerrera”, “la Córdoba Barroca” la Romana, la Judía, la Religiosa y la Córdoba Torera, todos ellos idealizados con imaginarios monumentos salidos de la inagotable imaginación del pintor y cada uno de los siete constituyen por si mismo una obra de arte digna de un genio, creo que fue Amil el que afirmaba que “hacer con facilidad lo que es difícil a los demás, es ingenio. Hacer lo que es imposible a las personas de ingenio, eso es genio”.

En el Poema a Córdoba Julio Romero de Torres, intenta y lo consigue presentarnos los momentos principales y emblemáticos que han marcado la historia de Córdoba.

Son muchos los cuadros de los que te podría hablar,”Samaritana” obra mística que nos representa una visión muy particular del pasaje bíblico, escogiendo para modelo una mujer de enigmática belleza.

“Naranjas y Limones” inmortal obra con una modelo que nos ofrece el fruto del naranjo del fondo, con el suave contacto con sus sonrosadas carnes y perfectísimos senos, que sería imposible imaginar una forma mejor de escoger la fruta y ofrecer el fruto de su sensualidad.

Existe en el museo un cuadro, una pequeña gran obra de arte “Viva el pelo” y del que solo se puede apreciar el contorno de una mujer cordobesa, bellísima y enigmática, de cabeza pequeña, cargada de insinuación y en la que se adivinan unos ojos grandes y negros, con el pelo en un clásico moño cordobés al estilo de su época, y recogido en su nuca con un pasador rojo. Creo sin lugar a duda para mi, que este es el cuadro que mas me ha impresionado de todos los que he visto de Julio Romero de Torres, me ha llevado a visitarlo en mas de una ocasión, me he extasiado en su contemplación, y no dudo que en algún momento de mi vida pida permiso a la dirección del Museo para que como alumno del maestro me permitan hacer aunque mala, una copia del mismo para mi disfrute personal.

En fin amigo mío la lista de obras se hace interminable “Cante Hondo” una belleza y alarde de técnica y arte, “la Muerte de Santa Inés” pintado según se cree por deseo de su madre, y que en todo momento se negó a vender, “La Sibila de las Alpujarras”, “El Pecado”, salas repletas de obras del pintor, “La Nieta de la Trini” cuadro que fue expuesto en el Pabellón de Córdoba en la exposición Iberoamericana de Sevilla, de 1929, desnudo integrar que se nos muestra con todo su esplendor y pasión, sobre un lecho de seda y mantón de Manila, rememorando la leyenda que cincuenta años atrás protagonizara su abuela “la Trini”, cuerpo que espera el amor apasionado y frenético de su amado.

“Ofrenda al Arte del Toreo” en la que utilizó la misma modelo de la Trini.

Y ya no quiero cansarte mas, no quiero que mis palabras suenen a petulantes ni que están dichas desde una persona de gran conocimiento y crítico de arte, otros con mas altos vuelos literarios y mas expertos que yo te lo podrían definir mucho mejor, mis palabras están dichas desde lo mas profundo de mi alma, y que solo cuentan con el aval de mi gusto personal, de haber descubierto a Julio Romero de Torres y su arte relativamente hace poco tiempo, pero que me ha llevado a ser y como podrás deducir por mis palabras anteriores, su mas firme admirador.

Espero que tu visita a Córdoba sea de lo mas provechosa, que te empapes en lo que se refiere a cultura lo mas posible, que disfrutes de su gentes, de su historia, su pasado y su presente, que puedas en un tiempo no muy lejano y en un próximo viaje, vivir su futuro y que te lleves el recuerdo indeleble de la amistad de mi gente, y sobre todo que sigamos siendo amigos, que al fin y al cabo eso es lo mas importante. Sin otro particular recibe un fuerte abrazo de tu amigo.