Helados "El Rubio"

Este mes quiero hablar de una cuarta generación, que hoy en día nos siguen haciendo disfrutar con sus magníficos sabores; hablo de la heladería “El Rubio“.

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Dicha heladería se encuentra situada en la calle nueva, donde ha permanecido a lo largo de las cuatro generaciones que la han ido manteniendo, siendo ahora D. Manuel Lucena y su mujer Dª. Rafaela Arenas los que la dirigen.

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Fueron ellos quienes con toda la amabilidad que se puede ofrecer a alguien que llega a “tu casa“ a preguntar, me informaron de su historia.

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El nombre de dicha heladería se debe al bisabuelo de D. Manuel, y es debido a que este señor, además de vender helados en verano, se dedicaba en invierno a la venta de camarones, por lo que le llamaban “el Rubio”.

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Los inicios fueron en un carrito situado en el mismo lugar en el que hoy en día los seguimos encontrando, y así estuvieron hasta hace 11 años; fue en 1994 cuando se quedan con el local en el que hoy están para continuar dicha tradición.

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Quiero hacer hincapié en el trabajo que desarrollan, ya que todo lo que elaboran es artesanal, sin colorantes, sin manipulación, sin conservantes… polos, helados, horchatas… delicias como ya no podemos encontrar fácilmente.

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Es sorprendente el ir sabiendo como trabaja D. Manuel día a día, el proceso de elaboración de sus helados, como los remueve y los pasos que sigue él sólo hasta su degustación. Nada de fabricar en serie, cada sabor tiene sus ingredientes compartidos con una base en común, como es la leche entre otros y por supuesto sus manos constantes y privilegiadas, que a base de mucho esfuerzo y desmesuradas horas de trabajo consiguen lo que desean.

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Es a Dª Rafaela, a quien encontramos de cara al público, no creo que nadie pudiera servir esos refrescantes sabores con más amabilidad y simpatía.

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Posiblemente, sean sus granizadas las más sabrosas de nuestra capital, que desde el principio hasta el fin, y como el resto de sus elaboraciones, vuelvo a repetir, son hechas artesanalmente; él las monda, las hiela y las prepara con los ingredientes necesarios. Sabrosas de principio a fin, pues nada que ver con aquellas que cualquiera de nosotros tomamos en muchas ocasiones y que cuando se le da el primer sorbo a la pajita, con lo único que nos encontramos es con una gran montaña de hielo prácticamente sin sabor alguno. Sus granizadas no sólo contiene un irrepetible sabor por el que se diferencia, sin tener que estar cargadas de hielo, sino que su olor delata la pureza de su contenido en limón o naranja.

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Una de sus elaboraciones más solicitadas se puede decir que son las horchatas de almendra, que hace que se tenga un tacto en el paladar único. Hay un antiguo escrito cordobés publicado que decía así: “no se debería pasar de largo por la calle Claudio Marcelo sin hacer antes un alto en esta heladería para poder sentir el sabor de sus exquisitas horchatas” pues bien, yo lo ratifico.

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Una curiosidad que pocas personas sabrán, es que los polos también los elaboran sus manos, de hecho se sabe más fuera de nuestra tierra, ya que han sido hasta programas de la televisión nacional, los que se han puesto en contacto con él para que se les sirvieran con un tamaño especial, algo que solamente los puede dispensar alguien que los hace de manera convencional.

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Cuentan con seis diferentes tipos de sabores, entre los que se encuentran los más tradicionales: limón, fresa, chocolate…

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PROCESO DE ELABORACIÓN DE LOS POLOS:

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- Se empiezan mezclando los ingredientes, todos con una base en común y que los diferencia el elemento que les da el sabor a elegir.

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- Estos se llevan a un molde con una capacidad para 56 polos de acero inoxidable.

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- Dicho molde, con la mezcla elegida, se introduce en un anticongelante a unos 25º bajo cero.

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- En este molde y a medida que va pasando el tiempo, se van cerrando los polos, los cuales no se pueden dejar de observar, ya que antes de que los mismos se terminen de congelar se les debe poner el palito que hace que los podamos sujetar.

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- Una vez conseguido el estado del polo que se busca, se meten al baño maría.

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- Se van sacando uno a uno con mucha rapidez para que no se queden bloqueados ni se derritan.

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- Por último estos son envueltos en el papel con el que nos lo dispensan.

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Por mucho que yo les explique o que D. Manuel y Dª Rafaela me quisieran comunicar con todo el cariño, creo que es imposible imaginar la cantidad de trabajo que esto conlleva, trabajo que ellos, cada uno en su lugar lo llevan con mucho sacrificio al igual que lo llevan con todo el orgullo y la alegría con la que se puede contar.

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Puede parecer repetitivo, pero al igual que la granizada, estos polos no se quedan blancos sólo con el hielo al saborearlos, pues no lo llevan, si piden el de fresa, se tiene la sensación de estar degustando dicha fruta pero helada y así podríamos seguir diciéndolo de el resto de sus sabores.

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Se debe tener en cuenta que cuando se acerquen a probarlos, están ingiriendo un polo de lo más natural y sabroso, al igual que cualquiera del resto de productos que nos ofrecen, algo a diferenciar teniendo en cuenta lo que nos rodea de productos sintéticos y que pueden llenar pero que ni se aproximan a poder alimentar.

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Hay muchas maneras de poder refrescarse en estos largos días de calor a los que tenemos que hacer frente, pero dudo mucho que tratándose de helados, encuentren otra más sana que de la que en este número estoy haciendo mención.