Si continúa la navegación por nuestro sitio web estará aceptando nuestras condiciones, que puede consultar en:

 

JULIO AGOSTO 2007  /  PERFILES

Beatriz Enríquez de Arana

02-07-2007 4 p.m.

Llega el verano, con sus rigores y su abanico de promesas que no piensa cumplir, haciendo su agosto en los bolsillos de los que consideran que escapar a donde sea es una cuestión de vida o muerte. ¿Qué clase de urgente necesidad nos lleva a conquistar nuevos mundos que siempre son el mismo? ¿Qué ingobernable impulso nos conduce a cabalgar contra el mismo molino de viento todos los años? La sensación es parecida a la de huir sobre una cinta andadora o sobre una bicicleta estática.

\r\n

No deja de ser una realidad incuestionable que, en verano, nuestra ciudad es insufrible durante varias horas al día; sin embargo, no neguemos que hay destinos turísticos que son insufribles durante varios meses al año.

\r\n

Da que pensar. A veces, nos dejamos absorber por la marea humana, por esa inercia inconsciente que nos lleva en manada al redil del más de lo mismo con un cencerro en el cuello. No son pocos los que regresan de sus vacaciones con la sensación de que han sido objeto de la peor de las estafas.

\r\n

El escritor francés Anatole France dijo “¿Qué es viajar? ¿Cambiar de lugar? No. Cambiar de ilusiones y de prejuicios”. Vayan estas líneas para todos aquellos que decidan dedicar un rato a viajar sin moverse del sillón. Aprovechando este tiempo de viajes “forzosos”, queremos recordar a una mujer que participó, a su manera, de la conquista de América: Beatriz Enríquez de Arana, la flor en la solapa de los sueños de Cristóbal Colón.

\r\n

Lamentablemente, son poquísimos los datos que nos han llegado sobre esta enigmática mujer. Nació en Santa María de Trassierra (Córdoba) aproximadamente en 1467. Pertenecía a una familia de origen vizcaíno, labradores que poseían casas y viñas. Los Arana ostentaban una nada desdeñable posición social, este dato se evidencia en el hecho de que Beatriz supiera leer y escribir, insólita cualidad en una mujer de aquella época.

\r\n

Seguramente, Beatriz pajareaba por los círculos más selectos de la sociedad cordobesa. De otra forma, no se explica que, entorno al año 1487, a sus veinte primaveras, llegara a conocer al recién llegado Colón. Beatriz, sin lugar a dudas, se encargó de endulzar la incertidumbre del conquistador mientras éste esperaba noticias de la Corte sobre la financiación de su, por aquel entonces, disparatado proyecto.

\r\n

No es de extrañar que Cristóbal Colón, viudo y en edad de suspirar, ocioso y desgarrado por la espera, acabase besando el suelo que Beatriz pisaba. Sin duda, la cordobesa sabía que la mejor manera de atar a un viajero incansable es soltar amarras; que, en el amor, la mejor forma de capturar a un pájaro es abrirle la jaula. Por una de esas paradojas del sentimiento, suele suceder que sólo conservamos aquello que no atamos.

\r\n

El amor nos lleva a creer que se pueden hacer cosas absurdas; como, por ejemplo, dar la vuelta a un mundo plano, creer que dos más dos son cinco y además tener pruebas de ello, vivir muriendo. Quizás sea cierto eso de que para vencer un imposible basta creer que se puede, ni más ni menos. Nos cuesta imaginar que, en la inquebrantable fe que Cristóbal Colón depositaba en sus proyectos, Beatriz no tuviera nada que ver.

\r\n

Una mujer capaz de mover mareas con los ojos… Boca de astrolabio, aliento en su vela, carta de navegación del sentimiento. Una mujer que te obliga a viajar y quedarte, a desembarcar con el ancla echada, a brujulear sin rumbo. Una media naranja cuyo recuerdo basta para combatir el escorbuto. Una mujer que justifica todos los naufragios.

\r\n

Nunca llegaron a casarse. Amor sin papeles que lo empapelen. Felicidad sin nombre.

\r\n

En agosto de 1488, tuvieron un hijo al que, a instancias de su padre, pusieron de nombre Hernando, en honor al Rey. Se dice que, durante su viaje, Colón encomendó a Beatriz el hijo de su primer matrimonio. No deja de ser éste un dato significativo.

\r\n

Gracias a Beatriz Enríquez de Arana podemos saber en qué pensaba Colón cuando el sol se arropaba entre el cielo y el mar.

\r\n

Grucho Marx era de la opinión de que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer y que detrás de esa gran mujer está su esposa. Bromas aparte, no deja de ser cierto que tanto los hombres y las mujeres hacemos las cosas para que se nos quiera. En una época en la que Cristóbal Colón prácticamente mendigaba para financiar sus proyectos, precisamente en el momento en el que más necesitaba la luz de un faro, un puntito de referencia para pensar que no se ha perdido el norte, una razón para nadar contracorriente, Beatriz Enríquez supo ser todo eso y más.

\r\n

Hay otras opiniones al respecto, copiaremos a continuación un fragmento de la obra “Datos nuevos referentes a Beatriz Enríquez de Arana y los Aranas de Córdoba, encontrados por D. Rafael Ramírez de Arellano”, para que el lector se haga una idea de lo contradictorios que pueden llegar a ser los veredictos de la Historia.

\r\n

“En el verano de 1892, pasando de Málaga á Madrid para instalar en la Exposición colombina los objetos de arte que enviaba la citada capital andaluza, nos detuvimos en Córdoba muy pocos días. Al llegar supimos que el Ayuntamiento había acordado dar á una calle el nombre de Beatriz Enríquez de Arana, madre de D. Fernando Colón y amante del célebre descubridor del Nuevo Mundo, y que, además, había abierto un concurso para premiar la mejor memoria en que se probara el casamiento de Cristóbal Colón con la cordobesa. Todo estaba preparado para colocar, con toda pompa, el rótulo en la calle y hechas las citaciones para el acto de distribución de premios del certamen. Casi no nos quedaba tiempo para combatir tan descabelladas ideas; pero como teníamos á nuestra disposición la rica biblioteca de nuestro inolvidable tío el marqués de la Fuensanta del Valle, acudimos á ella, y, en pocas horas, redactamos un artículo que se publicó en el periódico La Unión, oponiéndonos á que se perpetuase el nombre de una cordobesa cuya única celebridad consistía en haber sido un poco ligera de cascos, aunque fuese la querida de un gran viajero y la madre de un escritor insigne.”

\r\n

Más adelante, Rafael Ramírez de Arellano se queja de que poco más o menos las crónicas de la época atribuían la conquista de América a Beatriz de Enríquez. Una de las grandezas del ser humano es su falta de objetividad por definición. A don Rafael no le falta razón en muchos de sus argumentos; sin embargo, no puede evitar que, de sus frases, se desprendan destellos de acritud, de indignación mal contenida, sin duda consecuencia de las concepciones sociales de su época.

\r\n

Las crónicas de la época sostienen que, tras el éxito de Colón, virrey, almirante y gobernador, no fue posible mantener la relación con Beatriz, debido a la rigidez de la moral en lo atinente a las clases sociales. Recordemos que Colón había pasado a ser un grande de España.

\r\n

Es frecuente que las mujeres sean más longevas que los hombres (sobre todo, como suele decirse, las viudas). Aunque se desconoce la fecha exacta de su muerte (1521, aproximadamente), se aventura que Beatriz sobrevivió a Colón en más de quince años. Las fuentes históricas que recogen datos sobre esta etapa de su vida son contradictorias: hay quien dice que disfrutó de una posición relativamente desahogada, gracias a las rentas que Colón tuvo a bien dejarle; y hay quien mantiene que realmente quedó atrapada entre la miseria y el olvido. Podemos afirmar sin lugar a equivocarnos que, hasta el último momento, Beatriz supo hacer alarde de una exquisitez de la que Cristóbal Colón demostró no tener ni el brillo de su ausencia.

\r\n

Beatriz, sin moverse de su cordobesa villa natal, supo serla lamparilla de aceite que iluminaba las sombras de uno de los personajes más emblemáticos de la Historia. Colón, sin embargo, se limitó a correr un (es)tupido velo tras el que, seguramente, viviría carcomido por el remordimiento.

Más artículos

Las cartas que nunca envié

01-01-2008 1:59 p.m.

Don Antonio Cruz Conde

01-05-2007 10 p.m.

El rincón del Genil

01-05-2007 9:45 p.m.

El Gran Capitán

01-03-2007 1:47 p.m.

Al-zagal

01-12-2006 4:57 p.m.

Mayo 2006

01-05-2006 4:20 p.m.