Si continúa la navegación por nuestro sitio web estará aceptando nuestras condiciones, que puede consultar en:
Hubo un tiempo, no muy lejano, en que el 25 de julio era un día grande para los españoles; no era de extrañar, no obstante ese día se festeja el día de uno de los Apóstoles de Cristo llamado Jacob, natural de Betsaida, cerca de Cafarnaún, y hermano mayor de Juan, otro de Los Doce que junto al Maestro cambiaron desde un insignificante rincón de la tierra el curso de la Historia de la Humanidad. Conocido en España como Santiago, es nuestro Patrón y a él le debemos gran parte de lo que somos en la actualidad.
\r\nSin entrar en profundidad en lo que supuso el hallazgo de su sepulcro en las tierras donde difundió en vida la Palabra de Dios, convirtiendo una pequeña villa gallega en un centro de peregrinación a la altura de Roma o Jerusalén, con la penetración cultural que supuso ese “Camino de Santiago”, hay que hacer especial mención a lo que supuso su figura en el aspecto moral de ese reducto de españoles que desde el norte de la Península detuvieron el avance del potente ejército musulmán, para comenzar así la Reconquista que, vista con la perspectiva de los siglos, evitó que hoy nuestra tierra sea un país al estilo, poco recomendable, del que impera, por ejemplo, al otro lado del Estrecho de Gibraltar.
\r\nPor ello era del todo justificable que ese día fuera un día muy especial en el calendario de nuestros mayores y, como venimos demostrando en varias ocasiones en estas páginas, uno de los modos de exteriorizar ese ambiente festivo era celebrar corridas de toros. Vamos a recordar algunos de esos festejos que se celebraron en Córdoba en ese, otrora, significado día de julio.
\r\nPor ejemplo, en el año 1915 se corrió una novillada que, al parecer, de novillada tenía bien poco por el tremendo tamaño que tuvieron los bichos de los Castellones que salieron por los viejos toriles de Los Tejares y que hicieron que fuera muy visitado “el cuarto del hule, vulgo enfermería” como lo denomina José Luis de Córdoba, en unas páginas donde nos recuerda este acontecimiento. Fueron atendidos Manuel García Bejarano, que era uno de los novilleros actuantes, de herida en el parietal (por cierto el novillo se lo brindó a Manolete padre), el banderillero Antonio Narbona “Rubio” y ¡el espectador! José Álvarez Cantilla, que saltó al ruedo ante un cárdeno enorme que le propinó, como era de esperar, dos cornadas. Si bien se le salvó la vida en un principio, este joven, contaba con 17 años de edad, falleció al día siguiente.
\r\nAndando el tiempo, doce años después aconteció otra novillada cargada de peculiaridades. Ese día de Santiago de 1927 se anunciaron en Córdoba, los por entonces novilleros, “Gitanillo de Triana”, Vicente Barrera y, el paisano, Rafael Saco “Cantimplas”. Lo histórico de aquel festejo es que era la tercera actuación que celebraban los dos primeros actuantes en ese mismo día; antes Curro Puya y Barrera habían toreado mano a mano en San Fernando por la mañana y en Sevilla por la tarde. El valenciano no tuvo una buena actuación en la ciudad hispalense y decidió venir en coche en lugar de en ferrocarril como hicieron los demás; llegó con retraso descendiendo del vehículo en el mismo ruedo en medio de una estruendosa bronca, aunque al final tuvo una acertada actuación en el viejo coso cordobés. Los dos novilleros protagonistas de esta gesta (que muchos años antes había realizado Guerrita) fueron después figuras del toreo; al sevillano le daría la alternativa unos días después Rafael “El Gallo” en el Puerto de Santa María y a Vicente Barrera se la daría ese septiembre Juan Belmonte en su plaza valenciana, aunque si somos estrictos no lo hicieron dentro del mismo día ya que el festejo cordobés terminó a las una de la madrugada del 26 de julio. Evidentemente este es un dato insignificante.
\r\nDos años después se celebró en el día de Santiago un festejo mixto que ha pasado a la historia negra de la Fiesta y que corrobora que ese día era especialmente torista para los aficionados cordobeses. Se anunciaron el matador peruano Pedro Castro “Negro Facultades”, que acababa de tomar la alternativa española en Écija, y los novilleros ex-matadores cordobeses, habían renunciado a la Alternativa (algo habitual antiguamente), Francisco Gutiérrez “Serranito” y Francisco López Parejo “Parejito”. Pero la expectación entre los aficionados estaba en los corrales por el tremendo trapío que presentaban las reses de Bernardino Jiménez que se iban a lidiar. Fueron expuestos los toros dos días antes, desfilando los aficionados para admirarlos; con este material lo que aconteció después no nos debe extrañar.
\r\nNada más comenzar la faena de muleta el diestro peruano, ávido de triunfos en su incipiente caminar por los ruedos ibéricos, es corneado en el vientre. Estuvo varios días en trance de muerte y aunque salvó la vida, aquello fue el fin de su carrera taurina. En el tercero de la tarde, con el público todavía impresionado por lo visto, el novillo le propina una tremenda cornada en el muslo izquierdo a Serranito que le provoca un tremendo reguero de sangre; un mes después, a consecuencia de aquello hubo de amputársele la pierna debido la gangrena que le había atacado la extremidad. Aquel día de Santiago de 1929 fue por tanto, también el fin de la declinante carrera del diestro cordobés. La tremenda corrida la tuvo que finiquitar el torero de Lucena Parejito, de pequeña talla y enorme pundonor, pero que perseguido por el estigma de aquel “cartel maldito” falleció poco después como consecuencia de una grave cornada que recibió en la plaza de Úbeda.
\r\nPero todo no va a ser luctuoso en los festejos que se anunciaban en el viejo coso de Los Tejares el día del Patrón de España. El año 1939 pisó por primera vez la arena cordobesa un chaval de doce años, miembro de una grandiosa zaga de toreros, llamado Luis Miguel y que ese día actuó junto a sus hermanos Domingo y Pepe “Dominguín”. Cuatro novillos para los mayores y un eral para el joven torerito que causó una muy grata impresión entre los pocos aficionados que acudieron al acontecimiento. En este caso lo artístico se impuso a lo económico, pues el mismo cartel se repitió tres días después volviendo el menor de los hermanos a impresionar a la afición siendo sacado a hombros de la plaza. La Historia de los toros estaba empezando a escribir una de sus importantes y, en este caso, precoces páginas.
\r\nEl acontecimiento tuvo una tercera secuela en Córdoba ya que en septiembre se celebró la Corrida de la Prensa repitiéndose el Cartel, que por cierto fue creado por el pintor cordobés Rafael Díaz Peno, mientras que la Banda Municipal estrenó un pasodoble titulado “Los chicos de Dominguín”. Luis Miguel brindó uno de sus becerros a Guerrita, acudiendo luego los tres hermanos a su casa de la calle Góngora donde el Califa (éste de los auténticos) dijo al chaval: “Niño, me has gustado mucho. No te deseo más que seas en el toreo lo que he sido yo” (fue mucho, pero no llegó a tanto). Le entregó como obsequio un dije con la inscripción: “1895. La Asociación de la Prensa de Madrid a Rafael Guerra Guerrita”. Lo conservó siempre Luis Miguel como un tesoro.
\r\nCreo que ha quedado constancia de que la festividad de Santiago era un día señalado en el calendario taurino cordobés. En aquellas tardes ocurrió, como hemos visto, de todo, desde la gloria que refulgía de nombres como el de Curro Puya, Vicente Barrera o Luis Miguel Dominguín a la penumbra de la tragedia de nombres que ya nadie recuerda. Mas o menos como la Historia de este país que tanto debe a su Patrón, uno de aquellos modestos pescadores que desde un mísero recodo del planeta cambiaron radicalmente el destino de los hombres y, sobre todo, nuestro Santiago el de los españoles.
01-05-2008 9:28 p.m.
01-10-2007 6:25 p.m.
01-10-2007 6:13 p.m.
03-09-2007 8:13 p.m.
01-06-2007 2:27 p.m.
01-05-2007 9:52 p.m.
01-05-2007 9:45 p.m.
01-03-2007 1:47 p.m.
01-09-2006 12:59 p.m.