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JUNIO 2006  /  REPORTAJE

José Luis Gómez Abellán, pintor impresionista

01-06-2006 6:06 p.m.

La luz es la auténtica protagonista de mi obra”

Considerado a sí mismo artista prácticamente desde su nacimiento, José Luis Gómez Abellán es uno de los pintores impresionistas que tiene dibujada más parte de nuestra ciudad. Sus paisajes urbanos son la expresión de una Córdoba histórica vista desde una perspectiva diferente. Sus pinceladas dan una luz especial a cada segmento de lienzo con el que trabaja.

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Y aunque lo más característico de su obra sea el tema urbano, José Luis no se cierra a probar con otros argumentos. Los bodegones y los paisajes naturales también tienen un lugar especial en sus preferencias.

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José Luis habla de inspiración, de ganas, de saber hacer y de querer hacer. Todo ello, en conjunto, da lugar a una nueva concepción de arte. Define las características principales de su obra en dos: el color y la pincelada. Se decanta por tonos azules y ocres, aunque “a la hora de pintar hay que utilizar toda la paleta de color”. Esto, junto a la pincelada hace posible el objetivo del autor, una obra donde la luz es la auténtica protagonista. Intenta reflejar en cada cuadro la hora exacta del día. Para José Luis, un atardecer de verano “no es lo mismo que uno de otoño”. Lo consigue trazando pinceladas maestras sobre el blanco de los edificios o sobre la piedra de los monumentos de la ciudad, dando una tez especial que a la vez que indica la monumentalidad de la obra, nos dice la hora imaginaria en la que el sol incide sobre lienzo.

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Impresionismo

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Fue en el siglo XIX cuando, los descubrimientos de la física con respecto a la naturaleza de la luz despertaron un interés especial por parte de los artistas en representar los aspectos luminosos de los objetos y paisajes. La luz se formó en aquel entonces como el vehículo necesario de toda impresión visual, convirtiéndose en la principal obsesión del pintor. Como resultado, la técnica pictórica sufrió una profunda transformación. La paleta de colores fue más extensa que nunca, dando como resultado el llamado impresionismo, lleno de colores puros. Los tonos oscuros quedaron desterrados, dando como resultado una pintura luminosa compuesta de tonalidades vivas y claras.

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La de José Luis G. Abellán se trata de una técnica impresionista denominada por un crítico, “realismo contemporáneo”, nominación que el autor comparte totalmente, ya que su pintura está “cargada de texturas y pinceladas”. Abellán dibuja lo que ve, la sensación que reciben sus ojos. Sabe que las cosas son de otra manera a cómo él las percibe, pero intenta transmitir sólo su impresión visual. Los colores, modulados y desdoblados en matices y tonalidades, sirven para sugerir la forma de los objetos y la distancia. Como en la naturaleza, no existe el negro. Las sombras más oscuras toman cierto grado de claridad, proveniente de los reflejos de las cosas circundantes y del aire atmosférico que las envuelve. El efecto general de sus obras es de gran claridad.

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La vida del artista

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Suele dibujar sobre un lienzo blanco y en contadas ocasiones sobre tablero. Una de sus innovaciones consiste en incluir todo tipo de materiales en sus obras. En la última colección, presentada en la galería de arte Maravia, pudo verse cómo el artista utilizó sal o papel de periódico para complementar el cariz pictórico de sus cuadros.

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José Luis lleva en el mundo del arte toda su vida, aunque la inspiración verdadera le llegó en el colegio. Las malas notas en las diferentes asignaturas y los sobresalientes en dibujo, despertaron en él mayores curiosidades al respecto. Comenzó entonces a pintar por libre hasta que ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, donde estudió dos años. Hoy día, aún no se rinde. Sigue asistiendo a cursos porque “nadie nace sabiendo y siempre hay cosas nuevas que aprender”. Se inscribe continuamente en cursos destinados a aprender nuevas técnicas de pintura y dibujo. De hecho, hace sólo dos años que trabaja la acuarela, otra de las técnicas por las que comienza a sentir debilidad y en la que poco a poco se ve reflejado su arte, sobretodo en los bodegones.

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Sus exposiciones

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Pero no sólo Córdoba ha contemplado su obra pictórica. El próximo mes de agosto, la Sala Municipal del Ayuntamiento de Coín disfrutará de la muestra que ahora está empezando a preparar. A Pamplona le toca en noviembre. Sus exposiciones las prepara sobre la marcha. José Luis puede pasar un día entero pintado sin apenas desviar la vista de su caballete. Para ello, el tema de la inspiración es importante. La sabiduría popular siempre ha dicho que un artista sin esta iluminación no es nada. José Luis, por su parte afirma que “es muy romántico decir que a veces no se tiene inspiración”, pero en la vida, la realidad es otra. Cuando “eres ya un profesional, la inspiración está incluida en tu ser, no se va nunca”.

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Cuando tiene que exponer, José Luis sabe perfectamente lo que tiene que hacer y cuánto tiempo tiene para llevarlo a cabo. En ocasiones, el tiempo se le viene encima. Es el momento de crear obras “de menor tamaño” que, a parte de ser más rápidas, “luego son más vendibles”. Y es que, entre artistas, también se cumple eso de que “cada maestrillo tiene su librillo”.

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Asegura que muchos cordobeses tienen en sus casas cuadros suyos, aunque los que más son sus amigos y familiares, que “seguro tienen en casa dos o tres obras como mínimo”. A pesar de lo que muchos puedan pensar, éstos acogen los dibujos encantados porque Abellán traza los lienzos llenándolos de color, con formas y paisajes comprensibles, llenos de realismo disfrazado de ingenio e imaginación que seguro, en cualquier hogar, encuentran un sitio a su medida.

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Su obra

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Sus acrílicos son los más demandados. Tiene un novedoso y nada tradicional sistema de trabajo. José Luis piensa que llevarse el caballete a una plaza “ya no se lleva”, por ello, él visita los lugares que desea pintar, los fotografía, y en su taller los adapta a lo que él desea transmitir y reflejar. Con una luz especial, tiene dibujada a media Córdoba. Monumentos, iglesias, plazas, jardines, el río Guadalquivir…, cualquier rincón es ideal para la pintura de Abellán. Cualquier espacio se adapta a la perfección a lo que el autor desea transmitir en su obra.

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En la Córdoba moderna no ha encontrado aún el encanto que le lleve a dibujarla. Sus paseos por la avenida de la Libertad –o Plan Renfe como muchos lo conocen- no han dado aún su fruto. José Luis ha hecho fotografías pero aún no han sido dibujadas con su peculiar estilo. En definitiva, el autor no siente el mismo gusto por la ciudad antigua que por la moderna, aunque sabe que en un futuro se rendirá ante ella, creando las mismas maravillas que ha hecho hasta ahora con la Córdoba histórica.

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A pesar de lo que pueda parecer, José Luis Abellán no es un puro realista. No copia lo que ve, sino que le da su particular toque de luz y color. Elige la forma en función de lo que más le llame la atención. Nunca dibuja simétricamente. Si se decanta por una iglesia, sólo plasmará en el lienzo una parte, dejando la otra zona de aderezo al dibujo, dando forma al resto de elementos que ocupen la plaza que albergue el templo.

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Su viñedo

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Hay un cuadro especial en su colección. Se llama “Viñedos” y fue el primer premio de pintura del certamen convocado por la Federación de Peñas Cordobesas. Se trata de una imagen vista desde debajo de unas viñas, en la que “los tonos ocres y rojizos se mezclan dando lugar a un momento natural inigualable”. Aparecen unas hojas de parra que caen por los laterales de la obra, en la que “todos los colores se sumergen en una nebulosa”. Esta obra fue sacada de una fotografía previa, para la que se tuvo que tumbar en la tierra arada hasta poder sacar lo que andaba buscando. El recuerdo cariñoso de ese día en el viñedo le hizo recrear lo que vivió, quizá no con la exactitud de un autor realista, pero si con ese toque personal que José Luis G. Abellán imprime a toda su obra.

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Con “Viñedos”, el autor lo vio claro. Una obra, suele terminarla en tres días si todo marcha según lo previsto, o diez si no ve con claridad lo que en un principio quiso expresar. Incontables son las obras que han quedado “en el armario después de intentar sacarles la luz y la forma. Hay veces que no logras el objetivo y es mejor desechar la obra: un par de pinceladas y vuelves a pintar sobre el mismo lienzo”. En ocasiones, por le contrario, con cuatro pinceladas tiene la base suficiente como para darle la luz deseada y el color que el cuadro necesita.

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Su público

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El público interesado en su obra es muy variado. Al ser sus cuadros expuestos en galerías de arte, los curiosos que se acercan a contemplar su muestra pertenecen a clases sociales muy diversas, pero con algo en común, todas aman el arte. Sus cuadros son muy comerciales. Hasta ahora ha demostrado que domina a la perfección la técnica de la pintura acrílica. Con el tiempo seguro que podrá presumir del dominio de la acuarela. Un artista incansable que con su firma, G. Abellán, el mundo impresionista gana nuevos matices en cuanto a color, texturas y formas.

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