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España se encontraba en el Siglo XV consumando una reconquista que nos había llevado más de ocho siglos de lucha y de la que disfrutaba Córdoba desde el 29 de junio del 1263. En ese siglo la estabilidad había vuelto a nuestra ciudad. Junto a Toledo y Sevilla reflejábamos una prosperidad decadente, que provenía de la inercia del ya lejano Al Andalus. Esa época fue propicia para el nacimiento de una corriente de escritores tanto en Córdoba como en otras ciudades españolas que se inspiran en la ciudad como símbolo de belleza y equilibrio. Son, con más o menos éxito, los predecesores de Luís de Góngora los que fueron testigos de los últimos pasos de la Edad Media entre nuestras murallas.
\r\nUno de los más sobresalientes fue Jerónimo Sánchez, canónigo cordobés desterrado de la ciudad, que recorrió el mundo y, tras su periplo, compuso la obra Descriptio Cordubae en la segunda mitad del siglo XV, que se conservaba manuscrita en el Colegio Trilingüe de la Universidad de Salamanca y donde se dice que pudo leerla Góngora e inspirarse para redactar algún soneto destinado a ensalzar su ciudad. La prosa lírica de la Descripción de Córdoba, a la que antecede un prólogo poético, describe la belleza de la urbe definiéndola como generosa, insigne y populosa. Esta es una de las principales características de su estilo, la exaltación del paisaje. Además, esta obra es un mapa escrito ya que a través de sus páginas hayamos multitud de referencias sobre la albolafia y los “chirridos de su eje”, las murallas, el Guadalquivir y, por supuesto, sobre la Mezquita, a quien cataloga como maravilla del mundo. Curiosa es la parte en la que cita al Alcázar. No duda el autor en destacar su belleza de la que, como dicen, disfrutaban los ilustres, nobles y buenos Reyes de España (Enrique IV). Claro está, buscaba además del éxito como escritor el beneplácito de los monarcas.
\r\nOtro escritor de renombre del Siglo XV, Alfonso Álvarez de Villasandino, dedicó una cántiga a Doña Leonor Ponce de León. El poeta no nació en Córdoba sino en el norte de España y fue considerado como el precursor de la poesía gallego-portuguesa. El poema, escrito precisamente en gallego alude a una dama de la ciudad, entroncada con la Casa Real, y la sitúa en la patria de Séneca, una “cibtat poderosa onde Séneca ffuy nado”. Álvarez de Villasandino fue un poeta que creó para ser leído, no escuchado. Sus redondillas, la coplas de pie quebrado y los villancicos que aparecen en el “Cancionero de Baena” así lo indican, donde por cierto, fue el escritor más prolífico con más de cien composiciones en la recopilación que en su día realizara Juan Alfonso de Baena, que se crió en esta bella villa cordobesa, como nos dice él mismo en versos simples pero explícitos:
\r\n\r\n
Yo leí dentro de Baena,
\r\nDo aprendí hacer borrones
\r\ny comer alcaparrones
\r\nmuchas veces sobre cena.
\r\n\r\n
Junto a los escritores citados no podemos olvidar al que quizá más fama tuvo y cuyas coplas han engrosado cientos de páginas de la literatura universal, Juan de Mena, a quien estudiaremos a fondo en un próximo artículo. Nacido en el año 1411, consiguió el respeto y su popularidad con “Laberinto de fortuna”, donde Córdoba ocupa un lugar privilegiado. Por ejemplo, en su copla CXXIV le pide a Córdoba perdón si, a veces, en sus coplas no canta a la sabiduría de la ciudad. También encontramos una bella reivindicación de su nacimiento cordobés en la copla XXXVII donde realiza un breve canto a nuestra historia y se enorgullece de haber nacido aquí. El escritor prerrenacentista estudió en la universidad de Salamanca donde al entrar en contacto con el inquisidor Torquemada pasa a formar parte de su séquito viajando a Florencia. Luego, ya bien posicionado, entró al servicio de Juan II como secretario de cartas latinas, cargo que compatibilizó con su oficio de regidor de nuestra ciudad. A este monarca dedicó la obra ya citada, Laberinto de fortuna, poema alegórico cargado de erudición al estilo de Dante Alighieri, con influencias de Lucano y Virgilio, en verso dodecasílabo y casi trescientas coplas de arte mayor, caracterizado por el uso de un lenguaje latinizante y culto muy influido por la retórica latina. El tema de este gran poema es el papel de la Providencia en la vida humana y el destino nacional de Castilla. Es, quizá, a este hombre de éxito, autor, político y religioso a quien se le debe el que se llamaría el castellano culto.
\r\nCórdoba que siempre ha inspirado a los creadores de cualquier forma de expresión unificó el mensaje en este siglo. Todavía no inspirábamos lástima, melancolía, pillaje, envidias o tristeza como en siglos posteriores. Éramos una ciudad consagrada, con futuro, al menos en comparación con el resto del país. Luego ya se sabe como continua la historia y nadie mejor que los escritores para hacernos llegar la crónica.
24-04-2010 1:56 p.m.
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01-02-2008 12:20 p.m.
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