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SEPTIEMBRE 2006  /  LITERATURA

Don Antonio Cruz Conde, Memorias de una Gestión Pública

01-09-2006 12:59 p.m.

D. Antonio Cruz Conde (19-2003), alcalde de la ciudad desde 1950 a 1960 y Presidente de la Diputación provincial, fue uno de los políticos mas insignes y prolíficos de la historia de Córdoba. Su labor encomiable la seguimos compartiendo todos los habitantes de esta ciudad eterna en la que la huella de su entrega y trabajo queda patente en múltiples actuaciones que a continuación resumiremos.

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En una tarde de junio de 2006 la historia le hizo justicia a uno de los grandes hijos de Córdoba desempolvando sus memorias, prologadas por Rosa Aguilar, actual alcaldesa de Córdoba, gracias a la recopilación y exquisito comentario histórico del jurista y escritor Juan José Primo Jurado que ya nos deleitara con su “teoría del Séneca cordobés”.

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Parece increíble como las memorias de Cruz Conde van desgranando las bases de nuestra ciudad tal y como ahora la conocemos. En ellas asistimos desde su toma de posesión de la alcaldía de Córdoba el 20 de Noviembre de 1951 a la preocupación por una ciudad atrasada, anclada en el pasado y su afán solidario de crear una ciudad moderna y para todos los cordobeses.

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Como nos indica Primo Jurado las memorias “aparecen en 141 folios mecanografiados, que se corresponden con varios centenares de cuartillas manuscritas”. En dichas encontramos un recorrido exhaustivo de las principales actuaciones que bajo su mandato se realizaron en Córdoba.

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En cuanto las actuaciones decisivas narradas en las memorias debemos destacar su labor para dotar a Córdoba de el abastecimiento actual de aguas desde el embalse de Guadalmellato, la primera planificación urbanística seria de la ciudad en el Plan General de 1958, plan que diseñó gran parte de la ciudad actual y en el que ya se proponían soluciones para romper la frontera de RENFE y el hacer que Córdoba dejara de ser una ciudad temerosa del Guadalquivir para, dando un giro, reencontrarse con su río grande.

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Este gran alcalde nos supo dotar de un aeropuerto, como el mismo nos relata en el tercer capítulo de las memorias. Aeródromo que sería el primero municipal de España costando cientos de gestiones para no dejar a Córdoba sin una infraestructura que una urbe del tamaño, empaque y posibilidades de nuestra ciudad exige.

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Desde su sillón de regidor municipal quiso romper también con el tópico de ciudad de paso promoviendo la dotación para Córdoba de una importante infraestructura hotelera cuyos grandes ejemplos los encontramos en el Parador Nacional de Turismo y el Hotel Palace como nos narra en los capítulos dedicados a su preocupación por el desarrollo turístico de Córdoba y Provincia.

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Cruz Conde, que ya intuía las posibilidades y la fuente de riqueza que representa el turismo, se dedicó a embellecer la ciudad y a rehabilitar múltiples y emblemáticos edificios de la ciudad como la Torre de la Calahorra, el Museo Municipal, el Arqueológico, la recuperación de Medina Azahara junto a múltiples actuaciones menores en envergadura pero decisivas por su importancia en la cultura de la ciudad. Entre ellas cabe destacar la creación del Concurso Nacional de Cante Jondo (capítulo 9), el emblemático festival de los patios cordobeses (capítulo 22).

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En referencia a su preocupación por la salud pública, Cruz Conde supo impulsar la construcción del Hospital General y la residencia de los Morales, como aparecen en la última parte de las memorias, diseñando centros de vanguardia para su época y en los que Rafael de la Hoz supo inspirarse en los más avanzados del mundo.

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Aunque la estructura de la “Memoria de una gestión Pública” recoge muchos más datos reseñables, los cuales quedan reservados para sus futuros lectores, no hay que olvidar la prueba de señorío y conciencia política que D. Antonio Cruz Conde tuvo al ser relegado como Presidente de la Diputación Provincial. Una maniobra deshonesta por parte de una oposición oportunista liderada bajo un secretismo incomprensible por Juan Antonio Muñoz le retiró del poder en 1967, como nos dice Primo Jurado, de modo inesperado e injusto. La candidatura de Muñoz para ser elegido procurador de las Cortes, realizada sin la presencia de Cruz Conde, significó a continuación su dimisión irrevocable del cargo debido al empate entre ambos, lo que significaba la elección de Muñoz por ser el candidato más joven. Fue una injusticia que como otras tantas veces, esta ciudad tiene reservada a los que nacen y mueren por ella.

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Debemos a Juan José Primo Jurado el conocimiento de estas memorias, escritas bajo el don de la cultura y la sencillez. El amor por Córdoba queda patente en cada página, y lo mejor, todavía, no hay una sola voz de un solo lector que critique o pueda decir que todo lo escrito no hace justicia a la verdad. Por una vez, los cordobeses estamos, no importa el color, de acuerdo en algo: que D. Antonio Cruz conde es y será un cordobés para la historia.

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