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Hay personajes que, por la relativa cercanía que tenemos con ellos, no sabemos valorar en su justa medida, personajes que trascienden a su propia profesión, los cuales podrían ser perfectamente una creación literaria de cualquier afamado novelista. Este es el caso de Manuel Benítez que se inmortalizó para la Historia con el nombre de “El Cordobés”, cuando un día de su azarosa vida se cruzara en su camino otro cordobés, un ser de esos que convirtieron la tauromaquia en patria de hombres tocados por un halo especial, haciendo de esto un escenario de seres míticos, dándole un lustre que no ha tenido ninguna otra actividad que carecen de gentes como Rafael Sánchez “El Pipo”, pieza fundamental en esta página de la Historia del toreo.
\r\nPero dejemos a este Rafael para otra ocasión, el personaje lo merece, y recordemos hoy a este torero de Palma del Río que arrasó literalmente como un ciclón en los ruedos del mundo, haciendo lo propio y con la misma intensidad fuera de ellos, convirtiéndose en el icono de una España que, por los años en que él realizaba el paseíllo por sus plazas, andaba por unos tiempos de progreso como no se habían vivido nunca en nuestra peculiar Historia.
\r\nDe su estilo, poco ortodoxo, no hay mucho que decir aunque sí precisar que resultaría injusto quedarse en “El Cordobés” que ejecuta su famoso “salto de la rana”; cuando este torero se relajaba podía llegar a dar buenos pases y su toreo al natural con su prodigiosa muñeca corrobora esta afirmación. En este punto no podemos obviar que Benítez era fruto de su tiempo y su tauromaquia era consecuencia de lo que la multitud le requería.
\r\nPero no nos rasguemos las vestiduras, que es práctica habitual cuando entre aficionados se habla de Manuel Benítez. Que nos expliquen si no como es posible que un torero, supuestamente tan corto y falto de calidad pueda, en abrileña tarde maestrante de 1964, cortar un rabo a un toro de Carlos Núñez, ganadería por cierto muy del gusto del diestro, o más difícil todavía conseguir, en ese mayo de 1970 y en la mismísima Ventas del Espíritu Santo y su San Isidro en dos tardes seguidas (cuatro toros por tanto), cortar 8 orejas con fuerte petición de rabo al último de ellos, un toro de don Atanasio Fernández llamado “Malaviso”. Hito nunca visto y que con toda probabilidad nunca se repetirá.
\r\nAhora bien estos datos, que no son más que algunos llamativos de los muchos que podríamos aportar sobre su carrera profesional, deben completarse con un razonamiento que de verdad pondrá en valor la importancia de “El Cordobés” en la Historia del toreo; parémonos en algunos de los nombres que compartían cartel en los años que el de Palma de Río mandaba: Antonio Ordóñez, su padrino de alternativa Antonio Bienvenida, Curro Romero, Paco Camino (con el que llegó a las manos en Aranjuez, hoy mantienen una excelente amistad) o “Su Majestad” El Viti, son cinco de los más grandiosos toreros que los tiempos vieron, lo que no hace sino dar más valor a este “extraño fenómeno”, como lo definió José Luis de Córdoba, que ha sido M. Benítez. Evidentemente la Fiesta no estaba huérfana en aquellos años de buenos toreros.
\r\nUna de las claves que podemos dar para analizar este ciclón que arrasó la Fiesta, es la personalidad de su protagonista; una sonrisa que llenaba cualquier imagen que de él se tenía y una inteligencia natural, aquí hay coincidencia con las grandes figuras que en esto ha habido, que le hacía desenvolverse magistralmente no sólo delante de los toros, a lo que hay que unir la prodigiosa visión del ya citado Pipo para darse cuenta del diamante en bruto que calló en sus manos. No había en su época nadie tan famoso, que es como se dice ahora, como “El Cordobés”, portadas de todas las revistas del mundo mostraron su rostro, entre las que se incluyen algunas tan ajenas al toreo como Paris-Match o Life.
\r\nSe llenarían muchas páginas contando anécdotas acontecidas en torno a su vida, que como ya he dicho es propia de una novela, hecho que supieron ver los afamados D. Lapierre y L. Collins en su muy entretenido “O llevarás luto por mí”, que gira en torno a su existencia previa a convertirse en figura del toreo y al día de la confirmación de su alternativa, cuando un toro de Benítez Cubero de nombre Impulsivo le propinó una cornada, un día en el que todo el país estaba literalmente paralizado ante un acontecimiento del que eran testigos las cámaras de televisión.
\r\nPodemos irnos, dentro del amplio repertorio que la carrera de “El Cordobés” nos ofrece, hasta los albores del año 1967 cuando decide retirarse de los ruedos; una legión de lo más granado de los empresarios taurinos del momento se desplaza hasta Villalobillos para hacerle cambiar de opinión; el resultado de este acontecimiento son dos frases hechas que hoy utilizamos en nuestro vocabulario y que son una creación más de este hombre peculiar: “tengo que consultarlo con mi almohada” fue la respuesta que dio a los empresarios, contestando ésta afirmativamente pero cobrando “un Kilo” por corrida; desde entonces al millón de pesetas se le denomina así. Una temporada curiosa para la Historia de la Tauromaquia fue la de 1969, en la que nuestro protagonista junto a Sebastián Palomo Linares forma la pareja denominada “Los guerrilleros”, cuando ambos se vuelven a enfrentar a los poderes fácticos de la Fiesta y organizan la temporada en plazas portátiles, saliéndose del circuito habitual para toreros de su categoría. Es una muestra más de la peculiaridad de este hombre y de la fuerza que llegó a tener en su profesión.
\r\nEsperemos que a grandes rasgos haya quedado una idea de la trascendencia que Manuel Benítez “El Cordobés” tuvo dentro y fuera de la plaza. Hay que valorar a este “extraño fenómeno” de la Fiesta en su justa medida, independientemente de esa obsesión que algunos han tomado con nombrarlo Califa del toreo (este título, desde mi punto de vista, surgió del viejo barrio del matadero de Córdoba en la largura lagartijera y terminó en las astas de un toro de Miura en la plaza de Linares). Lo que sí está claro es que en la tauromaquia del siglo XX los cuatro toreros más importantes que han habido son Gallito, Belmonte, Manolete y este ciclón de Palma del Río llamado “El Cordobés”, aunque muchos no acaben de darse cuenta de su importancia.
03-05-2010 11:29 a.m.
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